MAR ABIERTO
Antes era un pececito en aguas muy grandes, con ganas de explorar y probarlo todo. Siguiendo las corrientes, a otros peces, con ansias de seguir nadando o de llegar a lo más hondo. Pero nadar sola es difícil y más, con tiburones. Entonces, rompiste como una ola de estas que te dan mil vueltas. Y ahí, con las ideas mareadas y mi corazón palpitando de adrenalina, te empecé a querer.