DESPUÉS DE LA GUERRA
La cola llegaba hasta el antiguo Museo Infanta Sofia, ahora nunca adivinarías lo que era. Es fácil perderte. Todo es gris, una neblina de polvo que te hace estornudar y restos de edificios. Cada vez que encuentran un cadáver, se escuchan gemidos. La ciudad nunca está en silencio. Cada vez es más difícil pagar el precio que piden. Esta vez he elegido no comer hoy. Creo que también fue la decisión de ayer. No lo sé, los días se me mezclan. Al fin llego a la meta. Atravieso la barrera de seguridad. Pago el precio, me vuelvo a subir las bragas. Extiendo la mano, me la entregan. Observo la pastilla redonda con un logo de sonrisa. Cierro los ojos y me la meto en la boca. Abro los ojos, ya no hay gris, veo colores. Sonrío.