Hace casi un año que no escribo nada nuevo en el blog. No es coincidencia. No he querido reflexionar, ni hacerme preguntas, ni escucharme. Sólo he hecho comparaciones y me he presionado hasta tal punto que no toleraba ni una lágrima. Ni una queja. Ni una excusa. Pero hoy es de esos días en los que podrías leerme con tan sólo mirarme. Se me escapan las palabras como balas perdidas. Sin dirección, sin intención, contra y para nada. El constante positivismo me sofoca. No me están escuchando de verdad. ¿Yo me aíslo o vosotros no reconocéis el impacto de una situación? Quizá mañana me levante y decida ponerme a gritar, estrellar el ordenador contra el suelo, borrarme de todas las redes sociales, encerrarme en la habitación o no volver a casa hasta la noche, llorar descontroladamente, no comer durante días o perder el control de lo que como, hacer las maletas... Porque la verdad, no creo que pueda seguir soportando un positivismo exagerado y artificial. Cada uno tiene sus guerras internas,
Comentarios
Publicar un comentario