HAMBRIENTA

 Hace mucho que no pruebo la paz. Ni un bocado en meses. Con un agujero en el estómago del tamaño de un abismo. Todo pesa, algunos comen más de lo que se merecen. Ansío paz, babeo de solo pensarlo. La piel me arde como si llevara fuego en las venas. Espero no devorar errores. Me falta el aliento, pero no las palabras. Se me escapan, directas e hirientes como mordiscos. Están sangrando y yo sigo hambrienta, impasible. 

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